sábado, 4 de octubre de 2014

ERRORES DEL PEDAGOGO

Ser docente en estos tiempos se ha convertido en una profesión de riesgo. Sin duda, el factor vocacional es determinante a la hora de elegir una profesión exigente y que supone una enorme responsabilidad. Lamentablemente, en las facultades no se nos prepara para una labor que a mi modo de ver marca buena parte del destino de una sociedad. Muchos de nosotros hemos ido aprendiendo a ser profesores más por nuestros errores que por nuestros aciertos.


1. Falta de visibilidad. La presencia y visibilidad en el aula es un aspecto muy a tener en cuenta a la hora de impartir una sesión lectiva. Para ello es fundamental que estemos preferentemente de pie y en constante movimiento, para que los alumnos fijen su atención hacia nosotros. Ello nos permitirá tener un mayor control del grupo clase. Sobre este aspecto os recomiendo la lectura del artículo 
2. Oír sin escuchar.  La diferencia entre oír a una persona y escucharla es enorme, ya que cuando la escuchamos lo estamos haciendo de forma activa y les transmitimos a nuestros alumnos que aquello que nos está diciendo es importante tanto para ellos como para nosotros. Los alumnos de una clase demandan atención en todo momento. De ahí que en la medida que nos sea posible, debemos esforzarnos para escuchar con atención aquello que nos quieran decir. Con ello aumentaremos la empatía y mejoraremos nuestra relación con ellos. 
3. No mantener el contacto visual. La comunicación no verbal de un docente, aquella que se transmite a través de los sentidos, resulta fundamental en el desarrollo de una sesión lectiva. No mantener un contacto visual con nuestros alumnos repercute negativamente en la relación y en el aprovechamiento de nuestras sesiones lectivas. No mirar a nuestros alumnos transmite inseguridad, duda, incomodidad, falta de empatía… No mirar a nuestros alumnos hace que exista un distanciamiento con ellos que luego repercute negativamente en nuestra relación con el propio grupo.
 4. No cumplir con lo prometido. La importancia de ser muy escrupulosos con aquello que les prometemos, porque si ya de antemano sabemos que no vamos a cumplirlo, esta promesa no cumplida se volverá en nuestra contra. Esto sirve tanto para las promesas como para con las amenazas en caso de no cumplir con las normas del centro. Un docente que no mantiene su palabra o que no cumple con sus palabra es un docente que poco a poco va debilitándose frente al grupo y puede afectarle muy negativamente en el caso de que quiera ganarse su respeto.
5. Mezclar lo profesional con lo privado. Redes sociales. En la sociedad actual la privacidad se está convirtiendo en un lujo. El ámbito privado de los docentes es algo que debemos tener muy en cuenta, porque un mal uso de nuestra privacidad puede afectarnos muy negativamente. De ahí que sea necesario mantener unas pautas de actuación muy estrictas. Lo digo porque los alumnos tienen la costumbre de bombardearnos con preguntas sobre nuestra vida privada, nos envían solicitudes a nuestros perfiles sociales, preguntan a otros compañeros de profesión sobre aspectos relacionados con nuestra familia, edad, estado civil… Es por ello que creo conveniente guardar con mucho celo nuestra vida privada, porque a corto o a medio plazo, la información personal que podamos dar a nuestros alumnos podría afectarnos negativamente. En mi caso, por ejemplo, no acepto jamás ninguna solicitud de un alumno de ninguna de las redes sociales de las que formo parte.
Aquellos que nos dedicamos a la docencia debemos dar a en cada sesión lectiva lo mejor de nosotros mismos, vaciarnos en clase, entregarnos para que nuestros alumnos adquieran valores y conocimientos, enseñarles a través de la palabra y educarles desde el corazón. Si tú eres uno de ellos, desde aquí mi más sincera felicitación porque,
TODO SE PUEDE APRENDER. TODO SE DEBE ENSEÑAR.
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario